El término marihuana medicinal se refiere al uso de toda la planta de marihuana sin procesar, o de sus extractos básicos, para tratar ciertos síntomas de enfermedades y otros trastornos. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (U.S. Food and Drug Administration, FDA) no ha reconocido ni aprobado la planta de marihuana como medicina.
Sin embargo, el estudio científico de las sustancias químicas de la marihuana, llamadas cannabinoides, ha llevado a la aprobación por parte de la FDA de dos medicamentos en forma de píldora que contienen cannabinoides. Es posible que a medida que continúan las investigaciones se aprueben más medicamentos.
Dado que la planta de marihuana contiene sustancias químicas que pueden ser útiles para tratar una amplia variedad de enfermedades y síntomas, muchos sostienen que se debería legalizar su uso con fines medicinales. De hecho, cada vez son más los estados que han legalizado la marihuana para uso medicinal.
Ya han pasado 20 años de que el cannabis se aprobara para el uso medicinal en California, y se ha usado incluso como tratamiento para los síntomas del cáncer o el glaucoma.
Desde el año 2014 nueve países de américa latina comenzaron a regular la investigación del cannabis y su uso con fines medicinales.
Algunos pacientes con dolor crónico consumen cannabis para aliviar un dolor tan intenso que puede incluso inmovilizarlos por días y claro, este dolor afecta todas las áreas de sus vidas, aunque de momento el consumo de cannabis sigue siendo ilegal.
Nuestro organismo, tiene un delicado equilibro químico que denominamos homeostasis, es necesario para que las células tengan una apropiada comunicación haciendo que nuestro organismo funcione adecuadamente.
Como parte de este sistema, las células nerviosas tienen un receptor muy particular, llamado CB2, que de forma natural, se activa con un compuesto químico producido por el mismo organismo, este compuesto se llama Anandamida, más recientemente se ha descubierto otra molécula similar producida por el organismo, llamada 2AG.
Estas dos sustancias están íntimamente relacionadas con los procesos de autorregulación como el control de la temperatura, el PH o acides de nuestra piel o mucosas, o incluso nuestro nivel de azúcar en sangre.
Además participan en la coordinación motora, favorecen la neuroprotección tras un trauma craneoencefálico, y participan en el control del dolor o el control del apetito.
Todo ello funciona de forma adecuada, gracias al control que el organismo tiene sobre la producción de sus propias sustancias, como lo son la Anandamida y el 2AG.
Toda medicina en dosis inapropiadas es tóxica, y es ahí donde radica el problema del cannabis.
Pensar en los muchos beneficios potenciales que tiene, y que se están estudiando, no es equivalente a decir que por fumarla obtendré todos esos beneficios antes mencionados.
Ya que el THC así como otros cannabinoides tienen la propiedad de reemplazar la función que realiza la Anandamida y el 2AG, función que es muy importante para la regulación y coordinación de los diferentes sistemas del organismo, como lo mencionaba antes.
Reemplazar las sustancias químicas producidas por el organismo con sustancias exteriores es un problema, ya que aumenta los niveles de activación, así el cuerpo buscará regularse dejando de producir las sustancias de forma autónoma y generando una dependencia del Cannabis para su funcionamiento.
Mantener este delicado equilibrio del organismo y usar el cannabis como un medicamento, requiere de investigación científica, primero para poder separar los diferentes componentes de la planta y segundo para establecer la dosis requerida para tratar los síntomas sin producir un desequilibrio de la homeostasis del organismo.
Sin estos conocimientos, es irresponsable pensar que el uso recreativo del cannabis puede justificarse por sus beneficios como medicina.
Si bien, se utiliza el cannabis como tratamiento para el dolor y otras afectaciones, al usarse la planta con todos los componentes que tiene y sin control sobre la dosis necesaria para el tratamiento de los síntomas específicos, y además por una vía de ingesta inapropiada.
Así es como la misma sustancia engaña a su usuario, produciendo en él la necesidad de buscar una justificación, que lo autorice moralmente a consumirla, ya que es un medicamento y no una droga.
El uso medicinal del cannabis aún está bajo investigación, en el futuro se podrán producir medicamentos, que tengan aislados los componentes necesarios y en la dosis apropiadas para el tratamiento específico de un síntoma o enfermedad particular.
Mientras tanto, sentarse a fumar marihuana porque es “medicinal” no es más que la excusa de un adicto para poder continuar satisfaciendo su necesidad de consumo.
Si sientes que el cannabis está tomando un lugar central en tu vida, y no puedes realizar tus actividades cotidianas si no está presente, probablemente ya se está convirtiendo en un problema para ti.
De ser así, quizá debas plantearte la necesidad de buscar ayuda, y estaremos aquí para ayudarte.
Helbert Arturo Ortíz
Neuropsicólogo